Guatemala, 27 de septiembre de 2014
Han pasado cinco años desde aquel día en que cortaron la vida del profesor Adolfo Ich Chamán. Con su asesinato se hizo evidente, una vez más, que en Guatemala siguen corriendo muchos riesgos quienes tienen como opción de vida trabajar en servicio de los demás. Y ese era Adolfo Ich Chaman, el profesor, el padre, el esposo, el vecino, el ser humano que por sus convicciones a favor de los derechos, la justicia y la vida hoy no está con nosotros físicamente, pero que hoy le estamos recordando.
Como Comisión de Derechos Humanos de Guatemala en EEUU, queremos manifestar nuestra solidaridad, para todos los hoy presentes y especialmente para la familia de Adolfo, y también para Germán que sobrevivió el atentado en su contra. Hemos seguido de cerca sus casos y queremos reiterarles nuestro compromiso por seguir acompañándolos en el proceso por la búsqueda de la justicia.
Ha sido un proceso largo y desgastante, en el que han tenido que enfrentar diversas dificultades, que incluyen amenazas en contra de su integridad física. Frente a los importantes y valientes pasos que ustedes han dado, incluso en tribunales de otros países, han querido acallar sus voces y buscar que ustedes desistan de luchar por la justicia.
Su lucha en tribunales canadienses será un importante precedente, porque los países no pueden hacer oídos sordos y cerrar los ojos ante la actuación de sus empresas establecidas en Guatemala y en cualquier parte del mundo. Aquí también recodamos a las valientes mujeres del lote 8, porque la razón de su búsqueda de justicia tiene un mismo origen. Todos ustedes han estado firmes en este camino de búsqueda de justicia y no están solos, somos varias las organizaciones, las personas que compartimos su ideal de justicia y de lucha porque esta se concrete.
La justicia no debe ser solo una aspiración, ni debe ser solo para un sector y ustedes son un ejemplo de que debe buscarse, exigirse. Agradecemos el ejemplo de dignidad que nos han dado en ese camino recorrido.
Sabemos que la pérdida de una vida tan valiosa como la de Adolfo Ich, es irreparable y le hace falta a su familia y a todos los que estamos hoy aquí presentes, porque hoy más que nunca Guatemala requiere de hombres y mujeres como él, comprometidos con los principios de justicia y humanidad.
Un abrazo para ustedes, con todo nuestro respeto,
Kelsey, Kathryn, Lindsay, Dania y Roberto
Equipo de GHRC